Por Diego Echegoyen Rivera*
El liderazgo es un viaje personal, y su unidad de medida es la transformación interior y la referencia moral. Es ejemplarizante, y un poderoso sobreviviente a los tiempos de crisis.
Así como en la vida personal, también en las organizaciones, una figura ejerce influencia, y su posición es clave para construir relaciones y mantener el espíritu del grupo; su rol como guía y referente asegura la sinergia y determina metas. Estos líderes, con poder formal o no, pueden procurar en su rango de acción una cultura organizacional arrolladora. Pero esta posición no nace en todos los contextos, ni se impulsa bajo todas las condiciones. El liderazgo también requiere momentos y circunstancias para desarrollarse.
Muchos conocemos aquella vieja historia del instructor de remo, quién en aguas calmadas daba instrucciones a sus alumnos, les explicaba las técnicas para detenerse de forma abrupta, para cambiar de rumbo rápidamente; aprendían como mantener un ritmo coordinado y constante y en equipo. Luego, en los momentos en los que navegaban sobre aguas turbulentas, estarían familiarizados con aquellas enseñanzas anteriores, y podrían ponerlas en práctica. Siempre llega un momento en el que no hay oportunidad para indicaciones, por el ruido dramático de la coyuntura.
En época de crisis el papel del líder es dirigir sin dudas, decidir con información, responder con rapidez, visualizar y hacer que visualicen claramente las metas, sostener un relato sincero y transparente, y avanzar a una velocidad acorde. Pero estos elementos, de su naturaleza, tanto en el gen personal, como en su efecto hacia los demás, no se aprenden en épocas de crisis, estas condiciones han sido establecidas y testeadas durante la calma. Cambiar la estrategia en épocas turbulentas solamente aumentará el caos. ¿cambiaria usted los neumáticos si va conduciendo a 150 km/h?
Establecer la capacidad y velocidad de respuesta, encontrar el propósito y revalidar las motivaciones ante los desafíos es una tarea clave, por lo que debe abordarse de forma permanente; pero es en los momentos de calma donde esta renovación tiene vital significado y buen resultado. El liderazgo no es una carrera universitaria, es un viaje personal, y como tal, está sujeto a que su desarrollo se nutra de múltiples condiciones; ejercen en él diversas presiones tanto los fenómenos sociales externos, como la propia vivencia del individuo.
Para la Escuela del Propósito, una iniciativa que fomenta el liderazgo, “la búsqueda del propósito es el espíritu en la ruta de cada persona” es decir, la disposición al cambio, la capacidad de respuesta para los retos que enfrentamos, y la tenacidad ante la apremiante necesidad de entusiasmar a las personas para asumir el compromiso como actores de cambio, dependen de cada uno. Ser líder no es un acto de sortilegio, es un reflejo de la voluntad interior. El liderazgo es, pues, un cometido de gran impacto en las personas y para el futuro de las organizaciones y de la misma sociedad.
En la época de la inmediatez, la situación de pandemia global y el confinamiento mandatado por las cuarentenas nos han hecho ensimismarnos, enclaustrarnos y reflexionar; nos hemos encontrado con nuestras prioridades, hemos revalidado nuestra brújula, determinamos con más fuerza los valores que nos mueven. Vimos a los ojos la esencia de las cosas; allí descubrimos con cierto asombro, que tiene un valor infinito el médico y que un youtuber, es, en su justa medida una parafernalia llegada con las nuevas tecnologías.
Para el liderazgo la unidad de medida es la transformación interior y el ejemplo moral hacia los demás. Es un mensaje permanente y un poderoso ejemplo que sobrevive a los tiempos de crisis, y su reforma persigue más, si se detiene en épocas de calma, en donde puede autocuestionarse, revalidarse y prepararse para los siguientes momentos decisivos. Las nuevas respuestas a los retos globales o la perfección en ejercicio de la tarea más doméstica, están conectadas por un hilo invisible: la renovación.
Publicada originalmente en Revista Forbes:
https://forbescentroamerica.com/2020/04/09/la-renovacion-del-liderazgo-en-epoca-de-calma/
